En un contexto de crecimiento urbano rápido y no planificado, que ocasiona, sobre todo en el ámbito latinoamericano, grandes desigualdades sociales y deterioro del medio ambiente, el proyecto ”Cultura y artes en apoyo de la cohesión social en las ciudades de América Latina – LAIC” ha tenido como principales objetivos explorar, a través de propuestas concretas, las posibilidades de promover y fortalecer el papel de las artes y la cultura como motores del desarrollo inclusivo y sostenible y facilitar los intercambios y acciones conjuntas entre la UE y Latinoamérica, con el fin de integrar mejor las políticas e iniciativas culturales en las estrategias de desarrollo urbano, mediante proyectos innovadores que apoyen la cohesión social.

Desde el punto de vista de las políticas culturales a nivel continental o suprarregional, ha habido avances significativos que de alguna manera responden a los análisis y propuestas conceptuales sobre el papel de la cultura en las dinámicas de desarrollo. Vale destacar en este sentido las políticas sectoriales de cultura dentro de la Unión Europea, cuyo marco principal desde 2007 lo constituye la Agenda Europea para la Cultura, y en el contexto latinoamericano el primer Plan de Acción Cultural de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) para el periodo 2015-2020, uno de cuyos ejes es el desarrollo social y la cultura.

En las últimas décadas, la relación entre cultura y esfera pública ha generado espacios de debate y diálogo de los que emerge la necesidad de promover políticas y buenas prácticas acordes con la gestión de la cultura y el desarrollo de las sociedades tanto a nivel municipal, regional, nacional como internacional.

Las prácticas artísticas permiten actuar en ámbitos físicos y no físicos, posibilitando por ejemplo intervenciones en los espacios públicos de las ciudades, pudiendo ayudar a cambiar las conductas o posturas de las personas frente a determinadas situaciones. Es por ello que tienen un alto potencial para propiciar cambios positivos en procesos educativos y culturales, e incluso dar soporte a procesos de resiliencia.

Dentro del conjunto de códigos y lenguajes simbólicos que conforman el amplio espectro de la cultura, las prácticas artísticas juegan un papel preponderante. La capacidad integradora, comunicadora, sensibilizadora y de expresión de los lenguajes artísticos ofrece un gran potencial para procesos de intervención social al poder generar estrategias dentro de programas o políticas de desarrollo.

La importancia de fortalecer los ecocistemas creativos

No hay cultura sin creación, ni creación sin recursos, estrategias, metodologías ni procesos. Ninguna expresión simbólica, artística o estética ha nacido espontáneamente, siempre hubo un creador, así éste haya sido anónimo o desconocido. Hoy más que nunca los contextos urbanos requieren de creadores que respondan a los actuales retos de las ciudades y su complejo desarrollo. Las políticas culturales y educativas deberían propiciar el espíritu creativo de los ciudadanos, estructurando ecosistemas culturales que permitan unas condiciones dignas de trabajo a quienes hagan de éste su proyecto de carácter profesional: los artistas. Un ecosistema de creación implica la concepción de cadenas de valor desde la perspectiva de las industrias creativas, es decir, un creador debe tener la posibilidad de contar con recursos para la formación y la profesionalización, de conseguir posibilidades de financiación y producción para sus contenidos o propuestas, de proteger o compartir su obra mediante el sistema de gestión de sus derechos legales de elección, y de contar con canales de exhibición, lo cual implica relacionarse con el público, la comunidad y el mercado. Deberían poderse garantizar recursos, espacios y redes para que toda obra o propuesta artística tenga la oportunidad de difundirse de forma profesional en una diversidad de contextos y comunidades.

A manera de conclusion podria decir que las políticas culturales deberían propiciar las condiciones para la existencia de ecosistemas o sistemas que pongan en valor la creación. Asimismo, en las instancias internacionales dichos sistemas deberían estar interconectados para a su vez facilitar la cooperación e intercambio entre diferentes territorios.

Se debe priorizar prácticas de carácter participativo y colaborativo. Abogar por una gestión del conocimiento y de la cultura de carácter inclusivo. El lenguaje y el conocimiento que permiten construir las disciplinas artísticas, debe ser un nuevo saber incorporado a los estudios urbanos y a las nuevas perspectivas del desarrollo de las ciudades.

Hoy en día son cada vez más necesarias las plataformas internacionales de gestión del conocimiento, de carácter eminentemente técnico, que puedan contribuir a la recopilación y difusión de experiencias sistematizadas con el fin aplicarlas a otros contextos.